Serie Madrugada. Canto IV
Inhalo tu sombra que se pasea por mi habitación sin color, sin olor.
Esa era la señal que me indicaba tu regreso...
Y la noche se tendió, alta y glamorosa, con todo su esplendor, preñada de estrellas estériles, que rendían culto a su diosa, la Luna .Y entrabas tú, dispuesta a robar el alma a la noche, vestida de blanco y orgasmo, decidida a saberme tuyo, dispuesta a hacerme inmortal ante los ojos de los pobres mortales que no han probado el sabor de la madrugada en tus brazos...