Dulce Condena, Dulce Maldición (1)
Me he condenado a la soledad,
a las noches sin estrellas
lejos de cualquier constelación
que ampare a esta masa
que juega a la inercia entre piernas y mejillas.
Estoy condenado a descifrar sueños,
a buscar números en las alas de las mariposas,
a correr a la izquierda de la amapola
mirando al cielo que duerme sus mil lunas de miel
y a arrastrar bajo las suelas algunas esperanzas suicidas
y algunas sombras de sabanas blancas.
Llevaré siempre una moneda.
Me he condenado a vivir tu ausencia,
a seguir tu senda detrás de los suspiros.
PD. Perdón
Etiquetas: Serie Madrugada
6 Comentarios:
Las más meticulosas condenas están dentro de las habitaciones del corazón.
Por que perdir perdón?
Un abrazo!
Nefi: tenia que pedir perdón a alguien que quedo atrapada en esta dulce maldicion, en esta dulce condena y sufrio el rigor de mis silencios...es lo menos que puedo hacer...
Saludos desde Sadalsuud...hoy llueven lagartos.
tu comentario contesto mi pregunta... pero no hay que pedir perdon, hay que sentirlo y "actuarlo"... solo reivindicar...
No creo que uno deba condenarse a si mismo, de esa forma perdemos la batalla, hay que seguir, volar sobre esa noche sin estrellas en busca de otros sueños que no creen esperanzas suicidas.
No ha vivir su ausencia, sino, a vivir con su ausencia y sin seguirla, solo que esté presente pues es difícil olvidar.
Ves que si fue bueno?
Bezotes!!!!!!!
Fonsi =)
Me encanta. Tan precisas tus palabras...
Estoy condenada a arrastrar cadenas sueltas las cuales desean un corazón que las ate.
No me condeno a su ausencia pero arrastro el anhelo de una futura presencia.
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