martes, marzo 30, 2010

Carta para Goico


Y al final te fuiste ya cansado de desafiar

la vida y al cardenal.

Nos abandonaste en esta naufragada isla

Sin darnos el tiempo suficiente para seguir conspirando

o brindarte el último trago

o el café con hielo

junto a las canciones de Chico Buarque.

Tomaste tu timón, como siempre,

ligero de equipaje, paseándote por la Billini hasta el mar,

Ya no volverán a invadir las melodías de peces de ciudad en aquella esquina

tampoco se verán de nuevo tus búhos atormentados en medio de

las cenizas y las colillas de la vida.

Seguro tu obra tendrá más valor donde estas

que en estas calles llenas de sucia ignorancia

y no serán naufragios como estas líneas que intento

escribir.

Como se te extraña, amigo

Aun te escucho culpar al cardenal,

en medio de todas nuestras teorías conspirativas en la

barra de S bar, justo en medio de los hambrientos falaferos

y las almas asiduas a ese rincón en donde el tiempo

dejaba de ser tiempo y no era más que una línea roja en

uno de tus lienzos.

Pero ahora que paso por ahí y veo tus pinturas adornar esas paredes

Sabiendo que no entraras nuevamente por esa puerta

puedo oler el sentido de todas estas cosas,

Y entender porque la culpa la tiene siempre el cardenal y tu la razón.

Hoy te prometo que lloverán peces sobre la barra,

que el ron y los cigarros irán por mi cuenta.

Y ya sé que vendrás a traerme los colores aunque sea solo tu ausencia

que me recuerda que aún estas vivo, a pesar de la muerte.

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viernes, marzo 26, 2010

Soy culpable

de despertarte en mi sueños

de agonizar en tus ausencias

de perdonar tus caprichos

de desnudarte en cada luna

de verte perfecta en mi cama

de hacerte mía a escondidas

de perderme en tus ratos de vanidad

de creerte salva de mi

de crear sensaciones en tu fragilidad

de contagiarte mi terquedad

de volar sobre tus pestañas

de cambiar tu tiempo

del eco de tus gemidos

de enredarme en tu pelo

de sembrar amapolas en las ventanas

de esconderme en tu piel

de andar descalzo por tus sabanas

de penetrar en tus entrañas

Soy culpable,

hasta que se demuestre lo contrario.

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lunes, marzo 22, 2010

Motoconchos en el Aguacero (Raiders on the storms)

Motonconchos en el aguacero

en esta esquina nacieron,

en el Darío los arrojaron,

así como un perro viralata,

como un voluntario vestido de naranja.

Son suicidas en la carretera,

van como enjambres por las calles

con sus cascos protegiendo sus codos,

con sus poderes de superman e invisibilidad

con sus ganas de volar

se esconden tras los carros,

suben los elevados,

encima van cuatro aparte del saco.

Motoconchos en el aguacero

en esta esquina nacieron,

en el Darío los arrojaron,

así como un perro viralata

como un general de los bomberos.

Se meten en vía contraria,

con sus cascos en los codos

llenan las caravanas,

el rojo para ellos no existe,

sus vidas nunca acaban

doblan las esquinas a ciegas,

dejan sus pieles en las aceras,

se buscan el moro como sea.

Motoconchos en el aguacero,

en esta esquina nacieron,

en el Darío los arrojaron,

así como un perro viralata

como un amet en semana santa.

martes, marzo 09, 2010

Capotillo Dreamin


Tuvo tiempo hasta para pensar en cómo llegó hasta donde estaba, tirado ahí en la estrechez de su pequeña habitación, donde al eructar se corría el riesgo de salirse o que se le callera encima. Siempre le dijeron, eres inteligente, llegarás lejos, que ironía, lo más lejos hasta ese momento que había llegado fue a Miches en un frustrado viaje en AA. Le hablaron siempre del trabajo honesto y le mostraban como ejemplo a don Bartolo el zapatero del barrio, a Wirkin, un banilejo de Cañafistol, que aun mantenía su colmadito a pesar de estar en medio de dos colmadones y a Matilde, una doña de casi 80 años que crio a 12 hijos lavando ropa en casa ajena. Pero que contraste, cuando veía pasar a Pedro “Cadenas”, José el “master flow” y a Julián el “peje cojo”, los conocía desde carajitos y a pesar de no contar con un oficio, contaban la paca de dinero con la que andaban siempre. O al llegar las elecciones aparecía Papucho buscando el voto de todos para seguir siendo regidor a pesar de no haber pasado de un 3er curso de primaria. Todo lo confundía, hasta que volvió a preocuparse porque era domingo y sus posibilidades de conseguir un plato de arroz eran tan escasas como las realizaciones de nuestros políticos.

Sintió algo tibio correr por sus piernas, empapando las sabanas, tiñéndolas de un rojo intenso. Sin darse cuenta desaparecieron todas las voces, abrió los ojos y una luz le hizo cerrarlos de nuevo, pensó: Que vaina, deje de nuevo el bombillo prendio.

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jueves, marzo 04, 2010

Capotillo Dreamin


Sintió un soplo cálido por la espalda, luego escucho a lo lejos sirenas, el rugir de las Harleys, el ladrido de los perros tecatos, doñas llorando, otros llamando al representante de la comisión de los zurdos humanos, porque mas torcido no podía haber estado a quien le tiraron los perros esa noche. Mientras, veía como llegaban a su memoria retazos de su infortunada vida: los reglazos en la escuela, los zapatos sin suelas, los maroteos vespertinos, los jumos de su padre y las tandas de boxeo que venían después, con lo que descubrió el maravilloso mundo de la lucha libre, su primera redada, la trompá que le dio el provo de la cárcel del destacamento del Hoyo de Chulin y la vez que encontró a su mujer Yokasta alias “colaemotora” acostada al lado de su primo José “la tranca”, recién llegado de lo “paise” sin invitación a regresar.

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Capotillo Dreamin



Despertó en medio del sonido metálico de un zinc perforado por una bala perdida, quizás vestía de gris o quizás llevaba un flow “encendio”. Era domingo, se durmió pensando en despertar para cubrir su esquina en la Ovando con Gómez, ganándose 5 y 10 pesos “joseando” pasajeros para los padres de familias que habitan en esa esquina haciendo un poco mas caótico la circulación en todo el sentido de la palabra. Pero ya no se iba a preocupar por el domingo, o como iba a conseguir su respectivo plato de espaguetis con tostones y su jugo de avena con leche en la fritura de la esquina, o que le iba a decir a doña Bilmania para que le aguantara el pago del cuartico, solo le preocupaba aquel sonido que lo despertó tan temprano.

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