viernes, noviembre 16, 2007

Amanecí con Serrat entre los huesos...

Vagabundear


Harto ya de estar harto, ya me cansé
de preguntar al mundo Por qué y por qué
La rosa de los vientos me ha de ayudar
Y desde ahora vais a verme vagabundear,
entre el cielo y el mar
vagabundear.

Como un cometa de caña y de papel,
me iré tras una nube pa serle fiel
a los montes, los ríos, el sol y el mar.
A ellos que me enseñaron el verbo amar.
soy palomo torcaz,
dejadme paz.

No me siento extranjero en ningún lugar,
donde haya lumbre y vino tengo mi hogar.
Y para no olvidarme de lo que fuí
mi patria y mi guitarra la llevo en mí,
Una es fuerte y es fiel,
la otra un papel.

No llores porque no me voy a quedar,
me diste todo lo que tu sabes dar,
La sombra que en la tarde da una pared
y el vino que me ayuda para olvidar mi sed.
Que más puede ofrecer
una mujer...

Es hermoso partir sin decir adiós,
serena la mirada, firme la voz.
Si de veras me buscas, me encontrarás,
es muy largo el camino para mirar atrás.
Qué más da, Qué más da,
aquí o allá...




Canciones que desnudan a la Madrugada...
Gracias Aurora por tu post...









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lunes, junio 25, 2007

Sigo con Serrat entre las costillas...

De camino a Sadalsuud me hice acompañar de las canciones de Serrat y sobre todo de una en especial...

De cartón piedra
(Joan Manuel Serrat)

Era la Gloria vestida de tul
con la mirada lejana y azul
que sonreía en un escaparate
con la boquita menuda y granate,
y unos zapatos de falso charol
que chispeaban al roce del sol.

Limpia y bonita. Siempre iba a la moda.
Arregladita como pa' ir de boda.

Y yo, a todas horas la iba a ver
porque yo amaba a esa mujer
de cartón piedra,
que de San Esteban a Navidades,
entre saldos y novedades,
hacía más tierna mi acera.

No era como esas muñecas de abril
que me arañaron de frente y perfil.
Que se comieron mi naranja a gajos.
Que me arrancaron la ilusión de cuajo.
Con la presteza que da el alquiler,
olvida el aire que respiró ayer.

Juega las cartas que le da el momento:
"mañana" es sólo un adverbio de tiempo.

No, no. Ella esperaba en su vitrina
verme doblar aquella esquina...
Como una novia,
como un pajarillo, pidiéndome:
"libérame, libérame...
y huyamos a escribir la historia".

De una pedrada me cargué el cristal
y corrí, corrí, corrí con ella hasta mi portal.
Todo su cuerpo me tembló en los brazos.
Nos sonreía la luna de marzo.
Bajo la lluvia bailamos un vals,
un, dos, tres, un, dos, tres... todo daba igual.

Y yo le hablaba de nuestro futuro,
y ella lloraba en silencio... os lo juro.

Y entre cuatro paredes y un techo
se reventó contra su pecho
pena tras pena.
Tuve entre mis manos el universo
e hicimos del pasado un verso
perdido dentro de un poema.

Y entonces, llegaron ellos.
Me sacaron a empujones de mi casa
y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas,
donde vienen a verme mis amigos
de mes en mes...,
de dos en dos...,
y de seis a siete...



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