Conservación de los Recuerdos

Hoy amanecí con Cortázar en la cabeza y mientras recordaba líneas, versos, voces, encuentros, música, imágenes, cenicientas, enfermeras de chocolate, clínicas rosadas, algunos saltos mortales, maripositas de menta, esmaltes rosados, alguna que otra cursilería, el ultimo desencuentro y la necesidad de seguir reprimiendo algunos recuerdos que están renuentes a dormir en el cajón que lleva su nombre, pude recordar como los Cronopios y los Famas los conservan. Por suerte mis vecinos no se quejan del silencio de mis recuerdos, aunque hagan bulla los sabados o los lunes de Abril. Por suerte para ellos y para mi, ya que todos estan mezclados y explotan en mi cabeza, sobre todo, cuando se sientan todos juntos a planear como se apoderaran de Sadalsuud mientras se toman el café y asumen su habitual posicion de renunciar a su condicion de transeúntes al lado del camino.

"Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: "Excursión a Quilmes", o: "Frank Sinatra".
Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: "No vayas a lastimarte", y también: "Cuidado con los escalones". Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras que en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio."