Reseña para Frank Ulloa
Los poetas, o poetisas, suelen vivir…morir, sufrir, resucitar…en fin…ser desde sus palabras escritas en un papel. Es un remedio al ruido. Deciden hablar en palabras silenciosas que vuelan en papeles, y en estos tiempos, en bytes. Frank Ulloa es un peregrino de esta turba silenciosa, armado de palabras.
¿Cuánto años? Los suficientemente vividos o los necesarios para estar donde está. Aunque, claro, para anotar formalidades les cuento que cruzo la meta irremediable de los 30 años. Y para seguir llenando formalidades les cuento también que el 2006 se atrevió (si, porque publicar poesía es un atrevimiento) dar caminos al silencio de las palabras en el poemario Garabatos, junto a Harry Troncoso y Mario Berges. Y para que no me señalen de imprecisa, en enero de este año alumbro en solitario otro poemario: Versografìas. Pero antes de estos buenos atrevimientos, sus tercos silencios encontraron casa en una bitácora que no duerme: Proyecto Madrugada.
En el 2008 y 2009 su poesía cruzó mares y se instalo en Costa Rica cuando fue invitado al Encuentro Internacional de Poesía Occidente en la ciudad de San Ramón, Costa Rica, por la Asociación Popular de Arte y Cultura Ramonense.
Ya cumpliendo con estas formalidades entramos a una consideración importante. La poesía de Frank Ulloa. He dicho que son silencios que hablan, con el lenguaje mudo de la grafía. Si. Y que en ellos habla el mundo que rodea a Frank, el mundo de las contradicciones. Y también de su silencio interior, en donde habitan las voces que solo encuentran camino en las palabras. Desde estos polos nace una poesía contestaría, irreverente, inapelable. Palabras que remueven los ruidos ajenos y nos regalan un camino para gritar nuestros propios silencios.
por Argenida Romero