-¿Eres Panameño?
-¿Puertorriqueño?
-ya se, ¿eres cubano?
-Bueno, si desea podemos repasar el atlas y pasear cada isla que compone el caribe, pero para ganar tiempo le dire que soy dominicano…
-Ay si, en dominicana, allá en Punta Cana.
-Si soy de Republica Punta Cana, mal llamada Dominicana, donde todo es una vaina, al peso se le llama tolete, a la suerte se le llama “chepa” y si la calle esta dura “cojemos” la acera. Y si, una gran parte son morenitos como yo, aunque muchos en sus deseos más oscuros quisieran ser azules de ojos blancos y se tiñen el pelo.
-¿Eh? ¿Y como es tu ciudad?
-Bueno, una ciudad pequeña, con grandes complejos, grandes edificios, grandes vehículos, grandes señores, mucha contaminación, mala educación, mal olores, sobre todo si pasas por los tres grandes basureros, el palacio, el congreso y en las reuniones politimilitarempresarial, donde se reparten los 48.442
km² de tierras emergidas en medio de un caribe bañado de barras y estrellas. No solo se reparten la tierra, también nos reparten y como si todo esto no fuera poco, también nos reparten miseria, promesas, hambre, mala educación, corrupción, drogas (para entretenernos), mas promesas y de vez en cuando nos traen una feria mecánica y nos regalan funditas. Los que nos gobiernan y lo que esperan en la fila para gobernarnos siempre ven las cosas caminando, en parte porque ni siquiera se detienen en los semáforos (son inteligentes, saben contar) y los tintados de los cristales de sus “jeepetas” blindadas son alucinógenos. Aquí entra todo el mundo, menos los haitianos y sacan a los haitianos menos a todo el mundo. Es una linda ciudad, en las noches se pueden ver dos o tres estrellas, ya que el sistema eléctrico lo permite y siempre y cuando la polución se acueste temprano, vale decir que ahorramos mucha energía.