Sadalsuud

Sadalsuud tiene calles con adoquines que brincan de dos en dos y de dos pasan a tres en tres y viceversa. Tiene calles que giran en línea recta y otras que doblan a la derecha y te llevan a la izquierda. Todas sus calles te llevan al mismo lugar, al centro. Ahí se encuentran los edificios del Club de los nocturnos (ellos destilan versos en papel de caña), el del Gran Ministerio Ministerial de los Ministros (ahora algunos están al sur, otros al norte, otros al este y otros solo siguieron soñando).

Aquí te encontraras con seres extraordinarios, puedes encontrarte en cada esquina con un Oliveira y la Maga jugar rayuela y a la vuelta puedes escuchar aun Girondo hablar de los tópicos fingidos con Gonzalo Rojas y el eterno Benedetti. También a cada paso que des esta la Pequeña maga descalza navegando en su piscina de gofio acompañada del poeta que siempre canta para no olvidar al lado de la gente común. Viven allí tres poetas de Garabato que van haciendo trazos irregulares sobre las paredes, reviviendo cada segundo la magia y la luz que da vida a este pedazo de universo. Y que decir de su boulevard de sueños flanqueado de palmeras y amapolas en donde siempre suena Sabina, Serrat y Fito. Al pasearse por esta senda respiraras poesía y belleza entre el olor a tierra mojada frente al mar.

Tiene una estación de tren, a veces tiene un aire penelopesco, pero luego de pasar ese estado de embriaguez melancólica y de sonreírle a una de sus enfermeras de chocolate retoma sus colores verdes y azules. La estación es muy tranquila, siempre sale un tren cada cuarto de hora (bueno, siempre es el mismo tren), mientras dure la madrugada.
No soñar esta prohibido, hay sabanas de papel, misterios en cada esquina, con solo desearlo puedes volar. No sentirás nunca el hastío de una mañana sin café (hay fuentes de café y cafeteras que vuelan y cafetales en las nubes). El amanecer es una sinfonía divina que despierta tus sentidos y los hace parte de este mundo sin imposibles.