Divagaciones

En medio de una crisis, que visten de esperanza y falsos rumores el oriente ya no tiene medio en medio del miedo que producen las botas, las barras y las estrellas (y no precisamente las orientales). Con todo el petróleo del mundo y aun así no han podido comprar su paz o intercambiarla por algún misil nuclear o alguna caja de zapatos con plutonio o mercurio si acaso.
Y aun no entiendo el propósito de la organización, que en estos casos siempre habla ingles aunque la matricula completa no entienda el idioma de Shekespeare. Se queda callada, no dice nada y si dice algo es para pedirle de rodillas que mejor se calle. Que mejor forma de mantener su visa y su piso en aquella ciudad que no duerme presa por una agarofobia y el recuerdo que alimentan los medios (volvemos y caemos en los medios), los aviones y las barbas y las antiguas civilizaciones y las sabanas a la ultima moda. Ya entiendo el por qué del afán de crear la afeitadora perfecta.
Ahora, la casa, la blanca, no la rosada, ni la morada, ni la roja, la casa, esa misma la blanca, ahí en donde se rifan lo que queda de este mundo calentado, en donde esta el ovalo en el mismo medio, tiene un nuevo inquilino, de seguro muchos fantasmas saldrán corriendo. Pero para fines de mercado, el negro vende mas.